¿Cómo llegar a la Accesibilidad Universal?
Por Erick P. Estrada.
Aporte
crítico
Es una pregunta difícil de comprender y más aún de responder. Como lo menciona este blog en todas sus diversas entradas, estamos hablando de un cambio en el entorno físico con el cual nos relacionamos a diario y por medio del mismo nos construimos como individuos. Si la ruleta del tiempo sigue girando, en ¿qué punto el entorno construye al individuo o el individuo construye al entorno? Más allá de ser un círculo infinito paradójico, es un posicionamiento ideológico. Es comprender la hegemonía de una etapa histórica, que aún vive en nuestro presente y de la cual somos sus hijos.
La
arquitectura es más que un desarrollo tecnológico, es un producto cultural. Y
como producto cultural es una respuesta a intereses. Entonces, ¿a quién le
interesa la Accesibilidad Universal y qué nos dice este nuevo posicionamiento
ideológico? Son intentos de cambio dentro de un sistema que no funciona como lo
esperan los indicadores; de un sistema vicioso[1]
que no es de aquí, ni de allá. Si nuestra arquitectura, en la que vivimos, es parte
de lo vicioso y con problemas de identidad, ¿por qué no los tendríamos nosotros
que crecemos en/con ella?; y si la Accesibilidad Universal es una categoría de
una arquitectura que no conocemos, ¿cómo podemos debatirla, reflexionarla y
ejecutarla?
La
sensibilización es el primer paso que a menudo se propone, yo la rechazo. No
necesitamos ponernos en los zapatos “del otro[2]”
porque afloran actitudes miserables de superioridad. Y tan acostumbrados
estamos a ello, a sentirnos más que los demás. Si no están de acuerdo propongo
un examen de conciencia y posterior a ello, una concientización. Así
enseñaremos algo que antes hayamos vivido. Y no seríamos portavoces o
repetidores de un discurso que deberíamos dudar seriamente si es nuestro.
Y si
aún no estamos seguros de cómo somos y queremos verlo, analicemos en dónde
vivimos y preguntémonos por nuestros intereses. Hagamos esas preguntas
complicadas, incómodas y sangrientas[3],
para con ellas saber qué clase de padre tenemos y por ende que clase de hijos
somos.
Hablar
de estos temas es la provocación que yo me hago para el debate, el cual lo
extiendo a este escrito y al que lo lea. Pero fundamentalmente no busco el
debate, porque los argumentos no cambian la arquitectura en la que vivimos.
Mañana seguirán diseñando y construyendo casas, urbanizaciones y pequeños
feudos[4]
para nosotros que los consumimos como pan caliente. Así es nuestra realidad:
patética, miserable, grotesca. Lo que busco es el cambio de la pasividad del
discurso hacia la acción. Si queremos hablar de Accesibilidad Universal como
una categoría, hablemos con el ejemplo propio, qué hacemos y qué vamos a hacer
para que la respuesta esté en el entorno físico, en la arquitectura, no en los
papeles; y así quizá la próxima generación que habite nuestros pequeños
cambios, se construya como un mejor individuo.
¿Somos personas de acción?...
[1] Vicioso porque posee dos caras: la primera es de la asepsia de la
modernidad occidental a la cual idolatramos; la segunda es la favela que
soporta la vida real de la gente que vive en dicha arquitectura.
[2] “El otro” como categoría peyorativa, segregativa.
[3] La ciudad se construye con la sangre de los desfavorecidos.
[4] Feudos como analogía arribista de nuestra ciudad que construye
urbanizaciones por motivos de seguridad y confort.